La oscuridad son tus miedos, tus dudas, tus heridas sin sanar, tus resentimientos... Si quieres brillar con luz propia entonces ¡sana!
Cuando hablamos de la oscuridad en el interior del ser humano estamos hablando de la acumulación de emociones y sentimientos negativos producto de experiencias dolorosas, paradigmas limitantes inculcados, frustraciones, heridas causadas por engaños, abusos y demás, que aún no se transforman, que no han generado aún un aprendizaje y siguen haciendo mella internamente.
El cuerpo humano no fue diseñado para albergar este tipo de emociones en su interior por mucho tiempo, es por eso que hablo de “acumulación”.
Si no tenemos una buena formación rica en sabiduría, es decir, una guía de cómo vivir siendo fieles a nuestra esencia, experimentamos con el transcurrir del tiempo situaciones dolorosas, dificultades, cargas emocionales, que van dejando heridas y sentimientos hacia otros que sin darnos cuenta comenzamos a guardar en nuestro interior, generando consecuencias nefastas para nuestro sano vivir.
Comienza aparecer la baja autoestima, la frustración, el resentimiento, los miedos, las dudas, la inseguridad y desconfianza en nosotros mismos, entre otros sentires que minan poco a poco nuestra Luz interna, nuestro brillo, y no siendo suficiente comenzamos a proyectarlo hacia afuera.
Es aquí cuando escuchamos comentarios como "esa persona se siente pesada", o "está densa" o "su aura se ve opaca" para quienes pueden percibirlo.
Sin embargo, nuestra Luz está allí, siempre dispuesta a ser encendida, no se apaga, solo se disminuye su brillo. Si queremos experimentar la Luz dentro de nosotros debemos sanar las heridas que llevamos dentro, hacer los procesos personales de reflexión para identificar todo aquello que nos ha dejado en oscuridad, es decir, que si ponemos nuestra atención y energía en sanar interiormente podremos llegar a ser lo que somos en esencia: LUZ.
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