Los pilares de la sociedad están cambiando, algunos dirían que ya no son tan fuertes, que sus bases están perdiendo solidez, sin embargo, si fuese cierto o no, si creyeras en que ya no hay bases sólidas en esta sociedad algo si es claro y debemos ser conscientes de ello.
Los pilares de la sociedad están cambiando,
algunos dirían que ya no son tan fuertes, que sus bases están perdiendo
solidez, sin embargo, si fuese cierto o no, si creyeras en que ya no hay bases
sólidas en esta sociedad algo si es claro y debemos ser conscientes de ello.
La constitución de una familia plenamente formada
en valores y principios es lo que da la certeza de un futuro con esperanza para
las generaciones venideras.
La paternidad consciente es una de las columnas
para llegar a esta construcción que tanto anhelamos. El rol paterno dentro de
nuestra formación cumple una función que va más allá de un simple papel
protector, de autoridad o guía en valores. Nuestra mirada debe ser más
profunda, pues el Padre es el constructor de una sana confianza en el niño, la
protección que entrega en esta etapa de la niñez permite formar un adulto sin
prevenciones, sin posiciones a la defensiva sin limitaciones para crear
vínculos de confianza, condiciones necesarias para una sociedad con buenas
relaciones humanas, así mismo sucede con la autoridad que este ejerce ya que
desde niño se crece con la convicción de que existe una guía, alguien que sabe
hacia donde va y esto permite crecer pensando que siempre hay caminos,
posibilidades y que no estarás solo en este caminar.
Cuando un padre deja de proyectar autoridad ante
sus hijos, y no estamos hablando de maltrato sino de dirección, estos entran en
estado de inestabilidad emocional, llegan cuestionamientos que deterioran la
confianza, inquietudes como ¿quién se dice que me dirige se deja dirigir?,
quién me guía es mi amigo, es decir, que está igual que yo, entonces, ¿quien me
guiará? ¿Quién sabe más que yo qué es lo mejor para mi?
Hemos dejado de ver la paternidad con la
profundidad que se merece y mientras no la veamos no podremos valorarla ni
promoverla. Gratitud es poco para quienes han sabido cumplir con esta misión de
vida de forma consciente pues no hay dinero que pueda comprar su aporte en la
construcción de una sociedad basada en valores que enaltecen al ser humano.