Cada etapa de la vida nos enseña lo que nos corresponde aprender según el propósito con el cual hemos llegado a este plano físico, encarnación o vida, como desees concebirlo. Sin embargo, tal aprendizaje no será el que te conduzca a una evolución si aún sigues durmiendo la ilusión de la realidad planteada desde los paradigmas que todavía socialmente estamos condenados a repetir una y otra vez.
Es por esta razón que encontramos personas en nuestro camino que nos llevan a preguntarnos “por qué son tan diferentes aunque se encuentren en la misma etapa de su vida”, a que voy con esta observación.
Tenemos el libre albedrío como el obsequio más maravilloso que el Creador pudo regalarnos y es allí donde radica la diferencia: si estás despierto a la vida aprovecharás las oportunidades de ver más allá y ser consciente para hacer de tu existencia la mejor experiencia de la vida… si aún estás dormido, y con esto me refiero a que continuas con el sueño colectivo de vivir una vida sin propósito, donde tus vacíos solo buscan llenar las horas con actividades que te desgastan más no te aportan, donde eliges vivir en la necesidad de buscar el dinero como medio para conseguir tu felicidad, tranquilidad o comprar tus deseos, donde te involucras en relaciones que no te dan plenitud pero que te atrapan porque tu miedo a la soledad es mucho más insoportable, solo pasarán tus años, envejecerá tu alma, sufrirás sin medida y todo será un círculo vicioso que se alimenta únicamente de momentos que al final del día te devuelven a la insatisfacción y, en algunos casos, al sufrimiento que no cesa.
Retomando mi observación anterior sobre la diferencia entre personas que se encuentran en la misma etapa de su vida la respuesta es su nivel de consciencia. Quizás me vuelvo demasiado reiterativa con este término pero en mi visión y misión de vida… la consciencia es quien hace la diferencia entre vivir una vida con propósito, plena, al servicio de otros desde la pasión que mueve tus fibras o una vida vacía que te lleva a cometer errores de forma repetitiva y generar situaciones de dolor que parecen no terminar.
Despierta a la vida, cada etapa se vive como corresponde pero definitivamente la diferencia está en saber vivir aprovechando y disfrutando plenamente el paso por esta existencia.
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