Pasó un largo tiempo en que pudiera darme cuenta que estoy
viviendo la vida que había pedido al universo vivir y solo hasta entrada la
noche y, de una forma profunda y sumergida en una de esas reflexiones que tocan
el alma, pude descubrir la mentira que inocentemente nos cuentan nuestros
antepasados, ¡Ve por la felicidad! ¡Lucha por ella!
Como si fuera un destino a veces inalcanzable pero claro,
desconocemos que el secreto está en poder vivir la experiencia fuera de esos
mandatos que
seguimos ciegamente dejando la piel en cada intento.
La describieron lejana, efímera,
utópica e inalcanzable, lo que ha hecho que vivamos en una pesadilla mientras
perseguimos un falso sueño.
Hoy estamos imposibilitados para
ver, vivir y disfrutar de la felicidad que se nos presenta en cada momento. Cuando realmente se revela ese
mágico instante, el tiempo, la expectativa, el ego, el miedo o el dolor nos
vendan los ojos y nuestra piel se recubre de insensibilidad impidiéndonos
vibrar en la plenitud de cada instante.
Sana, sana… aunque no creas que sientas dolor, ¡Busca
sanar siempre! porque a través de tu propia búsqueda interior, logras descubrir
el misterio de disfrutar en el hoy lo que nos prometieron para un mañana
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